EL RENACIMIENTO PSICODÉLICO

EL RENACIMIENTO PSICODÉLICO

“The urge to transcend self-conscious selfhood is, as I have said, a principal appetite of the soul.” ― Aldous Huxley, The Doors of Perception.

La historia detrás de un papel de LSD consumido en un festival, o de una pill de MDMA consumida en un rave es sumamente interesante y sus raíces, muy antiguas. El uso de psicodélicos, como se conoce a esta familia de compuestos químicos presentes en la naturaleza y sintetizados en años recientes por el ser humano, es milenario; culturas indígenas en todo el continente americano incorporaron dentro de sus rituales religiosos el uso de la Ayahuasca (Yagé), la psilocibina presente en diversos hongos y la mezcalina, sustancia que se encuentra en el cactus Peyote en territorio mexicano y estadounidense.

 

Ejecutivos y mentes creativas de Silicon Valley que consumen pequeñas dosis de LSD diariamente con el propósito de intensificar su creatividad y médicos científicos que investigan el uso terapéutico del MDMA y la psilocibina en desordenes psicológicos hacen parte de este fenómeno, así como consumidores recreacionales que ven en ellas una herramienta para tener experiencias intensas y trascendentales alrededor del arte o las relaciones interpersonales.

Es imposible negar la intensidad de una experiencia psicodélica. Esta es un viaje a través de la conciencia; un periodo de altísima sensibilidad frente a estímulos externos e internos en el cual la mente navega por terrenos nunca antes recorridos. Como seres humanos, pasamos la mayor parte de nuestras vidas funcionando en un estado de conciencia básico; en piloto automático, se podría decir. La vida diaria y sus problemas, así como la supervivencia y nuestro propio bienestar, son las funciones de lo que el neurocientífico Paul D. MacLean llama la “mente reptiliana”.

 

  

Existen, por otro lado, raros momentos en los que accedemos a estados elevados de conciencia. La deprivación sensorial, la meditación intensa y las catarsis artísticas son medios para acceder a ellos, así como el consumo de psicodélicos. Cuando accedemos a la alta conciencia, dejamos atrás nuestros propios egos y ascendemos a una perspectiva más universal e imparcial. En ella, la empatía surge como un sentimiento natural y somos mucho menos propensos a juzgar, criticar y atacar, y más propensos a comprender, conectarnos y amar.

Es sabido que las experiencias psicodélicas pueden producir experiencias religiosas, estéticas o terapéuticas. Evidentemente, estas sustancias no producen en sí la experiencia trascendental; actúan tan solo como catalizadores químicos, esto significa que abren la mente y liberan al sistema nervioso de sus patrones y estructuras ordinarios. La naturaleza de la experiencia depende casi que enteramente en lo que Timothy Leary, renombrado psicólogo clínico de la universidad de Harvard, denominó como el “Set and Setting” de la experiencia. El Set, se refiere al estado interno de la persona teniendo la experiencia -su estado anímico, miedos y deseos. El Setting, por otro lado, se refiere a las condiciones externas de la experiencia -el clima físico y emocional del lugar, la relación del sujeto con las demás personas presentes y las actividades que realice.

Ya sea en un festival, escalando una montaña, en medio de un bosque, en una playa majestuosa, en un rave o entre amigos cercanos escuchando buena música, la experiencia psicodélica puede inducirnos en estados de conciencia místicos y hermosos. Claro que existe la posibilidad de experimentar una mala experiencia o “malviaje”, ya que el hecho de ir más allá de nuestro ego y nuestra identidad conocida; más allá de todo lo que hemos aprendido, nuestras nociones del espacio y el tiempo y de las barreras que solemos interponer entre las personas y el mundo con nosotros puede ser muy intensa para algunos; aquí radica la importancia de la preparación previa y su uso adecuado.

“People say that what we’re all seeking is a meaning for life. I don’t think that’s what we’re really seeking. I think what we’re seeking is an experience of being alive, so that our life experiences on the purely physical plane will have resonance within our own innermost being and reality, so that we actually feel the rapture of being alive. That’s what it’s all finally about.” - Joseph Campell.

 

 

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